Importante asentamiento fenicio-púnico en el pasado, Ibiza encierra tras sus murallas renacentistas un interesante legado de las distintas culturas que la poblaron. Una riqueza artística que se concentra tanto en la zona monumental de Dalt Vila como en la necrópolis de Es Puig des Molins o en el yacimiento arqueológico de Sa Caleta. La belleza de la capital insular se ve aumentada por arenales y calas como Figueretes, Es Viver o Talamanca, así como por un privilegiado ecosistema marino que destaca por la gran variedad de especies que alberga.
Los dos aspectos más destacables de Ibiza, su biodiversidad y su cultura, han merecido su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.Fueron los cartagineses los que en el año 654 a. C. fundaron la antigua Ibosim. En poco más de un siglo, el enclave se convirtió en una estratégica colonia del Mediterráneo occidental. La Ebusus romana, denominada Yebisah bajo el poder musulmán, pasaría al gobierno del rey Jaume I tras su reconquista en 1235. Los continuos asedios de piratas hicieron que en el siglo XVI la ciudad se fortaleciera con murallas.Actualmente, la población se divide entre Sa Penya, como se conoce a la ciudad baja, yDalt Vila, área monumental situada en la parte alta de la ciudad y declarada Patrimonio de la Humanidad. Ésta se encuentra rodeada por unas bien conservadas murallas renacentistas que fueron mandadas construir por el rey Carlos V y que sirvieron como modelo para la construcción de otras fortificaciones en el Nuevo Mundo. La considerable altura de sus bastiones permite disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad y el puerto que se despliega a sus pies.La ciudad intramurosEl Portal de ses Taules da entrada al trazado amurallado, donde destacan el Ayuntamiento, ubicado en el convento de Predicadores, así como la iglesia de Santo Domingo y la capilla de Sant Salvador. La Catedral, levantada sobre una antigua mezquita, consta de una sobria estructura gótica del siglo XIV, remodelada en el XVIII. Una custodia de plata dorada es una de las joyas de orfebrería que conserva en su interior. Comparte espacio en la misma plaza de la Catedral el palacio Episcopal, edificio del que sobresale su distinguida puerta. Otro monumento importante es el Castell o Almudaina, el edificio más alto de la capital, en el que despunta su torre del homenaje, de origen árabe.Dentro del casco histórico se puede visitar el Museo Arqueológico, testigo del rico pasado que atesora la ciudad, gracias a una valiosa colección de objetos de origen fenicio y cartaginés.La mejor manera de disfrutar de la arquitectura popular de Ibiza es recorrer a pie las calles estrechas del casco histórico, llegar hasta el puerto atravesando previamente el céntrico paseo Vara de Rey y bordear el área portuaria para llegar hasta el Faro de Botafoc.Además del barrio marinero en la parte baja, otra visita importante es la necrópolis de Es Puig des Molins, también declarada Patrimonio de la Humanidad, junto con el poblado fenicio de Sa Caleta y la Reserva Natural de Ses Salines. Aquí se han descubierto más de 4.000 tumbas púnicas y romanas. Las estatuillas de la diosa Tania y del dios Baal son dos de sus piezas principales.A orillas del mar se asientan numerosas terrazas y restaurantes donde el visitante podrá conocer lo mejor de la cocina ibicenca. Y por la noche, la capital ofrece su lado más lúdico, con cafeterías, discotecas, “after” y “disc-jockeys” que comienzan sus fiestas de diseño.Las playas y calas ibicencas, como Figueretes, Es Viver o Talamanca ofrecen arenas doradas y unos fondos submarinos que harán las delicias de los amantes del buceo, ya que albergan un buen número de especies autóctonas del Mediterráneo, así como una gran riqueza de vida marina. Esta mezcla de cultura y biodiversidad ha sido clave para su declaración como Patrimonio de la Humanidad.Gastronomía y alrededoresLa gastronomía ibicenca combina un amplio repertorio de especialidades baleares y específicas de la isla. Así, los productos derivados del cerdo ocupan un lugar importante, con un buen ejemplo en la sobrasada, embutido de carne triturada y curada con especias. También son típicos el tumbet (especie de pisto con pimientos, berenjenas y patatas) y los platos a base de arroz y pescado. De postre, se puede elegir entre la célebre ensaimada (pasta hojaldrada dulce dispuesta en forma de espiral), el queso con Denominación de Origen Mahón o la frígola de Ibiza, uno de los muchos licores que se producen en Baleares.La isla de Ibiza puede recorrerse partiendo de la capital. Varios kilómetros al nordeste aparece el municipio de Santa Eulària des Riu, con su cementerio de la época romana y la iglesia situada sobre el Puig de Missa. Más adelante se encuentra Portinatx, centro turístico de hermosas calas y sabor marinero. Por último, Sant Antoni de Portmany reúne algunas de las mejores playas occidentales, además de ser uno de los puntos de más animación de la isla.
Fuente: spainheritagecities
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